Despertando a la Filosofía

¿Qué es la consciencia?

Episodio:

4

En este episodio, Erick explora la conciencia, una experiencia fundamental para todos.

¿Está nuestra conciencia en el cerebro o el cerebro en la conciencia?

Analiza cómo estas preguntas desafían tanto a la ciencia como a la filosofía.

Erick aborda diferentes estados de conciencia, desde la vigilia y los sueños hasta estados alterados como la depresión y las experiencias místicas. También examina el "problema difícil de la conciencia" y el solipsismo, dos conceptos filosóficos que buscan entender la naturaleza de nuestra mente y su relación con el mundo.

Con referencias a filósofos como David Chalmers y experimentos mentales como el del murciélago de Nagel, descubrirás cómo la experiencia subjetiva sigue siendo un misterio a pesar del avance científico.

Erick también considera perspectivas orientales como el hinduismo y el budismo, que proponen la existencia de una conciencia pura accesible a través de la meditación.

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(00:00) Introducción a la Conciencia

(00:40) El Problema Difícil de la Conciencia

(03:30) Estados y Tipos de Conciencia

(06:37) La Conciencia y la Realidad

(08:57) Perspectivas Filosóficas y Científicas

(12:45) Experimentos Mentales sobre la Conciencia

(21:28) Conclusiones y Reflexiones Finales

¿Nuestra conciencia está en el cerebro, o el cerebro está en la conciencia?

¿Cómo nos es posible experimentar algo?

¿Existe una respuesta para estas preguntas en la ciencia o en la filosofía?

En el podcast de hoy, estaremos revisando todas estas preguntas y otras más.

Hola a todos, hoy me siento muy contento porque les estaré hablando de un tema que realmente ha sido fundamental para mi vida y para la percepción que tengo sobre la realidad.

Y es algo que evidentemente también ha marcado mi trayectoria profesional.

Les puedo decir, por ejemplo, que mi tesis de licenciatura en filosofía fue precisamente en torno a la conciencia, específicamente en torno a lo que se ha llamado el problema difícil de la conciencia y el pansiquismo.

Traté estos dos temas que son muy interesantes, muy extraños también, muy controvertidos, pero que realmente están en la boca de un gran número de filósofos, psicólogos, neurocientíficos, e incluso físicos, que se están preguntando acerca de la naturaleza de nuestra realidad.

¿Cómo se relaciona nuestra mente y el aspecto más subjetivo de ella con el mundo, es decir, con lo que normalmente pensamos como lo subjetivo?

¿La conciencia puede reducirse o no?

Es decir, ¿es igual al cerebro?

¿Es idéntica a nuestro sistema nervioso?

¿O de hecho es algo que le excede?

¿Es fundamental o es derivada?

Bueno, estas son preguntas muy válidas que algunas personas pueden querer enterrar.

Es algo muy común, sobre todo entre ciertas perspectivas que son radicalmente materialistas, pero que realmente creo que vale la pena hacerse.

Entonces, veamos algunas de estas cuestiones.

¿Qué es la conciencia?

Así de rápido, si ustedes tuvieran que encontrar algo en sus experiencias que les informara sobre qué es estar consciente, quizás pensarían en un momento en el que se enamoraron, o tal vez cuando tuvieron una pelea con su hermano o con su mamá y estaban muy enfurecidos, o en un momento de mucho dolor físico o emocional, cuando realmente sentían ese sufrimiento.

Entonces dirán, bueno, en ese momento estaba muy consciente de lo que estaba pasando en mi cuerpo, por ejemplo en el caso de un dolor, o dirán estaba muy consciente de ese amor que estaba experimentando, era algo que me estaba desbordando.

Son esos momentos en los que realmente nos damos cuenta de la importancia que tiene la conciencia y de cómo toda nuestra vida tiene que ver con ella, es decir, piensa en algo que no hayas experimentado, ya sea en términos de pensamiento, de emoción, de una experiencia física, cualquier cosa, y te darás cuenta de que no puedes hacerlo.

En otras palabras, todo tu mundo, todo tu universo ha tenido que ver con aquello que ha estado procesando, esta información que de alguna manera se ha convertido en colores, en sabores, en tactos, en momentos de amor, en momentos de furor, de éxtasis, todo eso forma parte del campo de la conciencia.

Ahora es importante decir que también tenemos diferentes tipos de conciencia o de estados de conciencia. Entonces tenemos nuestra vigilia ordinaria, ese estado de conciencia en el que vamos a la escuela, vamos al trabajo, estamos despiertos haciendo tareas. Tenemos, por otra parte, un estado de conciencia que corresponde al momento en el que nos vamos a dormir y comenzamos a soñar, comenzamos a tener todo tipo de experiencias oníricas, fantasías, imágenes y demás.

Y hay otro momento que curiosamente no recordamos nunca, que es el sueño vacío, ese estado en el que estamos dormidos, pero no estamos soñando con nada en particular, sino que más bien hay una suerte de inconsciencia.

Y son los momentos más reparadores de nuestro día, de hecho es cuando realmente descansamos, cuando estamos en ese estado de paz, de serenidad, de tranquilidad, y que muchas personas asocian precisamente por eso con el estado de la muerte.

Y por otra parte, tenemos otros estados de conciencia que quizás no son tan usuales, pero que nos invaden de vez en vez.

Por ejemplo, se ha dicho que la depresión es una alteración en el espacio de conciencia.

¿Por qué?

Porque el depresivo no está en el mismo mundo que las personas no depresivas.

Para él hay una percepción distinta del espacio, hay una percepción distinta del tiempo, de las emociones de otros, de sí mismo, de su identidad personal, todo cambia.

Y lo mismo podríamos decir de otras tantas psicopatologías, o de otras tantas condiciones mentales, como la esquizofrenia, la bipolaridad, cierto tipo de trastornos de la personalidad.

Podríamos decir que en esos casos también hay una conciencia distinta.

Literalmente, esas personas están, como decía, en otra realidad, en una realidad alternativa a la que se comparten normalmente.

Y claro, todos nosotros tenemos, de una manera u otra, nuestros propios campos de conciencia, nuestros propios horizontes de conciencia, en los que las cosas no nos parecen igual que a los demás.

Entonces, para una persona, una obra de arte que está viendo en un museo puede ser bellísima, y el lugar le puede estar trayendo mucha éxtasis, se puede sentir muy alegre, y otra persona en ese mismo espacio puede sentirse completamente diferente.

Es decir, su horizonte de conciencia es otro, es muy distinto.

Finalmente, también tenemos lo que a veces podemos llamar estados exóticos de la conciencia, esos estados muy inusuales que ocasionalmente llegan a ocurrir, por ejemplo, en cierto tipo de experiencias místicas.

Las experiencias místicas son experiencias, se nos dice, en las que una persona tiene una intuición directa acerca de la naturaleza de la realidad.

Muchas veces siente que está teniendo contacto con Dios o con lo divino.

Ahora, ¿qué nos dice todo esto de la conciencia?

Bueno, es algo bastante extraño si lo piensan.

Estoy hablando de que cada persona tiene su propio campo de conciencia, su propio espacio de conciencia, su propio mundo.

Pero entonces, si no podemos nunca estar en los zapatos de otra persona, si no nos podemos poner en su lugar, entonces parecería que estamos, por así decirlo, encerrados dentro de nuestra propia burbuja.

El mundo que nos rodea, el mundo externo, en realidad podría no ser externo, podría ser más bien interno.

Y podríamos estarlo imaginando todo.

Evidentemente, esto es algo que ha sido explotado en imágenes como el cerebro en una cubeta, por ejemplo, la posibilidad de que cada uno de ustedes y yo mismo estuviéramos en una cubeta, nuestro cerebro estuviera en una cubeta en un espacio físico externo, y todo lo que vemos, todo lo que sentimos, lo que experimentamos, fuera una suerte de simulación.

También podemos pensar en el argumento de la Matrix, ¿cierto?

Aunque en el caso de la Matrix, había varios cerebros en una cubeta, es decir, había varias personas conectadas a una misma simulación.

Sus conciencias eran también existentes, reales, como podemos ver en las películas.

Pero también existe la posibilidad teórica, al menos, de que en realidad todo el mundo fuera una suerte de ilusión, todo estuviera dentro de cada uno de nosotros.

Esta fue una cuestión que trató Descartes, un famoso filósofo francés, que precisamente se preguntaba por esto, al menos en términos hipotéticos.

Decía, yo me puedo asomar por una ventana y ver abrigos y sombreros, ¿pero cómo sé que debajo de esos abrigos y sombreros no hay meros autómatas?

Es decir, lo que ahora llamaríamos los NPC, los personajes no jugadores, es decir, seres sin conciencia, que solo me estoy imaginando, entonces, ¿podría ser que de hecho todo esto sea una suerte de gigantesca fantasía mía?

Bueno, esa era una posibilidad teórica al menos, y es lo que en términos filosóficos se ha conocido como el solipsismo, que sería la idea de que estamos solos, radicalmente solos en el universo.

Bueno, sin pasar a hipótesis tan radicales como esta, me parece que muy pocos de nosotros estaríamos dispuestos a admitir algo así, por lo menos si es interesante lo que esto nos dice acerca de lo que puede ser la conciencia.

Ahora bien, ha habido personas para las que este tema no ha despertado tantas dudas, ha habido científicos que han dicho, bueno, no hay un problema con esto, en realidad la conciencia no es algo misterioso, no es algo problemático, lo podemos reducir, lo podemos reducir a nuestro sistema nervioso, a nuestro cerebro.

Y esta es una tendencia que empezó a darse más evidentemente cuando el método científico comenzó a deslumbrar a las cabezas de Europa.

Durante la época de la ilustración, con la mecánica newtoniana, hubo algunas personas que empezaron a decir que, bueno, entonces, si el mundo natural era lo único que había y el mundo natural era estudiado por la ciencia, que es objetiva, entonces, todo lo que nos rodea debía ser o debía tener la cualidad de un objeto que entonces pudiera ser explicado científicamente.

Ahora bien, este tema se ha tratado de una manera bastante profunda desde el punto de vista de lo que se ha llamado el problema difícil de la conciencia.

Para compararlo o contrastarlo con los problemas fáciles de la conciencia.

Ahora este término del problema difícil de la conciencia viene de un filósofo llamado Chalmers.

Ahora, ¿qué es lo que dice él?

Lo que él dice es que el problema difícil de la conciencia se diferencia de los problemas fáciles de la conciencia en la medida en la que tiene que ver con la experiencia.

Pongámoslo con un ejemplo muy sencillo.

Pensemos, por ejemplo, en un termómetro.

Bueno, un termómetro puede medir la

temperatura, puede decirnos si está haciendo mucho calor o si está haciendo mucho frío o si el clima está templado.

Una báscula, por ejemplo, puede informarnos acerca del peso de algo.

Una cámara fotográfica es capaz de captar las ondas electromagnéticas del ambiente y entonces producir una imagen.

Los robots también pueden moverse a partir de este tipo de sensores.

Entonces podrías tener un robot que se está guiando por los fotones, por la luz que se está guiando por la presión del aire, por la temperatura, por muchas cosas.

Y entonces, por ejemplo, eso le permitirá desplazarse en el espacio.

Bueno, pero en todos estos casos, lo que nos dirá Chalmers es que lo que se está haciendo es procesar cierta información que es información física.

En realidad no se está experimentando nada.

Entonces, normalmente nosotros no decimos que el termómetro sienta calor o que la báscula sienta el peso o que la cámara fotográfica sea capaz de ver y de admirar una obra de arte cuando le tomamos una foto o un video.

Nos damos cuenta de que esto no es así.

Entonces, la ciencia ha resuelto este tipo de cuestiones, es decir, sabe cómo las estructuras físicas procesan cierto tipo de información, lo sabe muy bien, pero lo que no sabe es cómo eso da lugar a un color.

Si lo supieran ya hubieran podido producir máquinas en las que se dijera, bueno, sí, aquí claramente está percibiendo el color azul o el color verde o está escuchando una sinfonía y se está maravillando con ella.

Y no es así, en realidad no es así.

Y entonces es algo que, como decía, no es superficial, es algo que está siendo tratado por neurocientíficos, por psicólogos cognitivos, por filósofos, por físicos, por muchas personas.

Entonces, el problema difícil de la conciencia es esto, la experiencia, el hecho de tener una experiencia.

Para tratar de entenderlo podemos apelar también a cierto tipo de experimentos mentales.

Entonces, por ejemplo, tenemos uno conocido como el experimento mental del murciélago, que fue propuesto por un filósofo llamado Nagel.

Y lo que dice Nagel, básicamente, es que nosotros podemos estar conscientes de una gran cantidad de información acerca de cómo funciona el murciélago a un nivel físico o químico o biológico.

Podemos saber que, por ejemplo, el murciélago percibe su ambiente porque cuando emite ciertos sonidos, estos sonidos al estrellarse o al reflejarse en la materia, producen cierto tipo de percepción que se llama ecolocación.

Es decir, los murciélagos son ciegos, pero de alguna manera pueden transformar los sonidos en cierto tipo de guías con las cuales pueden desplazarse por el espacio y volar.

Pero a pesar de tener esta información, nunca vamos a saber qué significa ser un murciélago.

Y en realidad esto es algo que podemos aplicar a cualquier persona.

Por más que conociéramos cómo funcionan cada una de sus neuronas, por más que conociéramos perfectamente cómo se acomoda su cerebro a cada situación, sus aspectos químicos, electrofísicos y demás, no sabríamos cómo es ser esa otra persona, ¿por qué?

Porque estaríamos conociendo todo eso desde un punto de vista objetivo.

Y la experiencia precisamente es subjetiva.

Entonces, este parece ser un gran problema, que la ciencia tiene un método que se dirige a los objetos, mientras que los sujetos, hablemos del murciélago, hablemos de una persona, tienen experiencias que no logran ser capturadas por ese tipo de descripciones.

Tomemos otro experimento mental que es el de Mary, la neurocientífica.

Mary es una neurocientífica que ha estado toda su vida en un cuarto en blanco y negro, y no ha observado nunca, por ejemplo, el azul o el verde, incluso su misma ropa está en blanco y negro, es gris.

Pero Mary tiene una memoria prodigiosa y además tiene una biblioteca enorme dentro de esa habitación con una gran gran cantidad de libros que explican todo lo que hay que saber acerca de el funcionamiento de la luz, como la luz llega hasta los ojos, los conos y los bastones, procesos de información y produce algo que se llama color, y que se llama verde, o que se llama azul, o que se llama naranja.

Ahora lo que nos dice el experimento mental es lo siguiente, Mary sabe todo lo que hay que saber desde el punto de vista material, físico, sobre el color, pero qué pasa cuando sale de la habitación, cuando ve, por ejemplo, el cielo, o cuando ve una pradera, ¿aprende algo nuevo, o no aprende algo nuevo?

Intuitivamente nosotros diríamos que sí, que aprende algo nuevo, aprende que es el verde, o que es el azul.

Entonces se dirá, la experiencia subjetiva, la conciencia, no puede ser reducida meramente a lo que nosotros llamamos ciencia, es decir, a las descripciones científicas sobre cómo funcionan las cosas, las estructuras o las relaciones que mantienen entre sí.

Ahora bien, esto de nuevo ha resultado muy difícil para la perspectiva occidental, porque se ha sumido mucho en la importancia de la ciencia, y yo no digo que la ciencia no sea importante por supuesto, pero la pregunta es, la ciencia nos puede decir todo acerca de la realidad, o es solo un método, ¿hay otras formas de conocimiento?

Y habrá quienes dirán, sí, sí, hay otras formas, por ejemplo, los orientales, y entonces tenemos al hinduismo, tenemos al budismo, al taoísmo, y en este tipo de filosofías se nos dirá que la conciencia de hecho es fundamental.

Entonces veamos, por ejemplo, el caso del hinduismo, que nos va a decir una escuela de no dualidad como el Advaita Vedanta, que la conciencia es el observador, que es, por así decirlo, algo que está en el fondo, y nunca la podemos observar, nunca la podemos convertir en un objeto porque justamente es aquello que nos permite experimentar a los objetos como objetos, es decir, ¿qué pasaría si yo tratara de, por así decirlo, mirar hacia aquello que está mirando?

O si él consiente de aquello que es consciente, pues entonces es como que se nos escapa porque de nuevo, hay algo que es consciente, y hay algo de lo que se es consciente.

Está lo que conoce y lo que es conocido, y lo que conoce, por más que se transforme en lo que es conocido, no termina de ser conocido, porque entonces se convierte en lo conocido, se convierte en el objeto, ya no está en el fondo, más bien ya está en el frente, ¿entonces cómo capturamos al fondo?

Dirán los hinduistas, no se puede, es imposible, por la naturaleza misma de la conciencia, porque la conciencia es algo que está detrás, es lo que hace posible que podamos tener la percepción de nuestras manos, de una cortina, de nuestros cuerpos, de un pensamiento, de una emoción, de lo que sea, y eso es muy interesante.

Entonces yo les propongo un ejercicio, pónganse en frente de un espejo y pregúntense lo siguiente.

¿Está mi conciencia dentro de mi cabeza o más bien está mi cabeza dentro de mi conciencia?

Y la respuesta que quizás ofrecería un materialista sería, bueno, claramente la conciencia es algo que en algún sentido está dentro del cerebro porque es producida por el cerebro.

¿Pero cómo sabes que tienes un cerebro?

¿Cómo sabes que tienes una cabeza?

Porque la estás observando en este momento, porque tienes una experiencia de ella.

Incluso si tienes una imagen de tu cerebro en la computadora, por ejemplo, vas con el médico y te hacen un examen con algún instrumento de neuroimagen, por ejemplo, esa fotografía está dentro de tu experiencia.

Entonces esa es la paradoja, que todo lo que podamos decir acerca de la realidad que nos parece que está fuera de nosotros, en algún sentido podríamos decir está dentro de nosotros.

Y entonces volvemos otra vez al tema del solipsismo.

Ahora bien, hay otra cosa también muy interesante que igualmente nos van a decir los orientales, que existe algo así como una conciencia pura.

Recordábamos antes que la conciencia apunta algo, es decir, apunta hacia pensamientos, o hacia emociones, o hacia experiencias, y es lo que se conoce como la intencionalidad de la conciencia, que la conciencia se dirija hacia algo.

Pero lo que se nos va a decir es que de hecho existen experiencias de conciencia pura en las que no hay contenidos de conciencia, en las que no hay colores, no hay sonidos, no hay sensaciones, sino que lo único que hay es una suerte de presencia, es una suerte de espacio vacío, infinito, ilimitado, equilibrado, perfecto.

Los budistas, por ejemplo, nos dirán que es posible alcanzar esa experiencia a través de la meditación.

También algunas personas que han consumido cierto tipo de sustancias, como aquello que se llama el zapito o el bufo, nos dirán que esto es experimentable, que de hecho existe una conciencia en la que no hay contenidos.

Y este es un experimento mental que de hecho propuso un filósofo, que me parece que es Avicenna, en la que habla de un hombre flotador, de un hombre volador, y nos dice, ¿qué pasaría si tú tuvieras un hombre y este hombre no tuviera sentidos ni del tacto, ni de la vista, ni emociones, ni pensamientos, nada, desaparecería su alma?

Y él decía no, quedaría su alma.

En este caso lo llamaríamos conciencia, aun cuando no existieran todos estos estímulos.

Esto es algo que de hecho trató de probar un filósofo y psicólogo conocido como John Lilly.

En su tiempo, en Estados Unidos había una discusión muy parecida y él inventó los tanques de privación sensorial en buena medida para tratar de dar esta respuesta, es decir, ¿qué pasa si empiezas a privar al cuerpo de sus sentidos?

¿Queda algo o no queda algo?

¿La conciencia desaparece por completo cuando no hay nada de lo cual ser consciente?

Entonces, bueno, estas son preguntas que creo que encontrarán bastante interesantes y provocadoras.

En otro episodio me gustaría explorarlas más y también mencionarles algo sobre el pansiquismo, que también es otro tema muy importante que está en boga dentro de la filosofía de la mente.

Y bueno, esto sería todo por ahora.

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Les agradezco mucho el haber estado aquí y les mando un gran saludo.

Hasta pronto.