¿En qué consisten las heridas de la niñez y cómo sanarlas?

El trauma infantil es un fantasma del pasado sobre nuestro presente. Aceptarlo nos libera para el futuro.

3/6/2024
·
15 min
·
Erick Güitrón
¿En qué consisten las heridas de la niñez y cómo sanarlas?
Filosofía para vivir

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Cuando somos niños nos hallamos en una situación muy peculiar. Nos encontramos plenamente abiertos al mundo porque nuestras mentes aún no han sido contaminadas con ideas y prejuicios sociales. Por ello preferimos explorar el ambiente en lugar de explotarlo, encontrando nuevas maneras de jugar con un inmenso universo de posibilidades.

Sin embargo, esa misma apertura implica una fuerte fragilidad psicológica y existencial, pues somos fácilmente heridos por nuestro entorno familiar y cultural.  

En este artículo comprenderemos qué significa ser herido en la niñez, así como el impacto de estos golpes sobre el funcionamiento del inconsciente adulto. También revisaremos cómo nos es posible superar estos traumas a través de una comprensión psicológica y filosófica profunda.

¿Qué es el trauma infantil?

El trauma infantil se presenta como un evento intensamente doloroso para un niño. Estos acontecimientos pueden ser sobresalientes e inesperados, como ocurre en el caso de desastres naturales, fallecimientos de parientes cercanos, accidentes automovilísticos y divorcios de padres, u obstinadamente cotidianos, como en conflictos domésticos y agresiones físicas o emocionales dentro del hogar. En cualquier caso, el trauma emerge como una oscura fuente de sufrimiento e incomprensión, afectando todo el desarrollo emocional, intelectual y vital de una pequeña persona en crecimiento.

Tipos de trauma infantil

Trauma físico:

El trauma físico implica algún tipo de agresión contra el cuerpo del niño, como golpes, quemaduras o cortes. Es una forma de violencia muy visible, dejando señales claras del abuso a través de múltiples tipos de marcas materiales. Sin embargo, también implica imprimir en el interior un grave daño psíquico, dando lugar a un comportamiento defensivo frente al mundo.

En estos casos se expresa de manera muy clara el principio de unidad entre mente y cuerpo: cuando el cuerpo aprende a ser lastimado el resto del organismo se comporta de la misma manera, produciendo una forma de indefensión aprendida.

Trauma emocional:

El trauma emocional se puede presentar en forma de insultos, humillaciones o amenazas. Este tipo de comportamientos violentos llegan a tener manifestaciones muy sutiles, expresándose de maneras aparentemente imperceptibles para los cuidadores. Algunas de ellas serían las siguientes:

  1. Actitudes de desvalorización. Se manifiesta cuando se le resta importancia al espacio emocional y experiencial del niño, impidiendo su expresión natural. Con comentarios como “eso no es para tanto”, o “no llores por tonterías”, el pequeño aprende a juzgar negativamente sus vivencias, y, en consecuencia, su confianza en el mundo se hace más pequeña.
  1. Comparaciones desfavorables. Se observa cuando se compara al niño de manera desfavorable con respecto a otras personas, llevándolo a sentirse inferior. Ese es otro mecanismo de desvalorización, del cual solo se llega a aprender que el modo natural de ser es incorrecto. Que para ser querido se requiere levantar los ojos hacia una imagen ideal (representada por el hermano, el amigo o alguna figura cultural exaltada por el padre) y parecerse a ella.
  1. Amor condicionado. Lo notamos cuando se le exige al infante cumplir con ciertos estándares de habilidad o comportamiento, encadenando a ellos cualquier muestra significativa de amor. ¿Qué pasa entonces? El ser íntimo se adapta a ser mirado solamente cuando es admirado. El valor interno llega a ser atado al éxito externo.
  1. Manipulaciones emocionales. Implica usar la culpa, el miedo o el afecto como herramientas de control. De esta manera el niño es obligado a responder de una manera específica con el fin de no defraudar o lastimar a una persona significativa para él. Puede llegar a abandonar sus pasiones e intereses verdaderos con tal de complacer al cuidador, generando emociones de angustia y malestar.
  1. Burlas y comentarios sarcásticos. Ocurre cuando se ridiculiza al niño, ya sea en público o de manera privada. Ello lo conduce a sentirse culpable por sus errores, en lugar de permitirle adquirir consciencia de su potencial para aprender y crecer con ellos. Así, sus facultades de autoestima y autoeficacia sufren daños irreparables.

Trauma por abandono:

El trauma por abandono ocurre cuando un niño experimenta la ausencia prolongada o permanente de un cuidador principal, ya sea física (al no recibir alimentos y cuidados protectores frente a peligros) o emocional (al carecer de muestras afectivas). Esta es una herida con consecuencias potencialmente devastadoras para su desarrollo psicológico.

El trauma por abandono es capaz de causar perturbaciones severas en el modo que tiene el niño de relacionarse con otras personas, dando lugar a una forma patológica de apego. La terapia de apego predice que los infantes abandonados suelen desarrollar dificultades para desarrollar vínculos, mantener relaciones afectivas sanas o mostrar conductas de cuidado hacia sí mismos.

Trauma por pérdida:

El trauma por pérdida tiene lugar cuando un niño experimenta la pérdida significativa de una figura de apego, como un padre, una madre o un cuidador principal. Esta herida puede llegar a dar lugar a sentimientos de ansiedad, tristeza y vacío, teniendo un fuerte impacto sobre la capacidad de este para formar nuevos lazos seguros con personas fuera del círculo familiar.

En algún sentido esta pérdida se llega a experimentar a un nivel inconsciente como una forma de abandono, aún cuando el acontecimiento haya resultado inevitable. Este efecto se agrava por el hecho de que muchos niños tienen dificultades para comprender temas como la muerte, sobre todo cuando son muy pequeños.

Trauma por herencia transgeneracional:

La herencia transgeneracional implica una transmisión de experiencias traumáticas —junto con sus efectos psicológicos, emocionales y comportamentales— de una generación a otra. Esta transmisión ocurre a través de múltiples mecanismos, como patrones de comportamiento, narrativas familiares y dinámicas epigenéticas, pues muchas veces las experiencias traumáticas de los padres llegan a tener efectos sobre sus mismos genes, y, en este sentido, le heredan condiciones emocionales adversas a sus hijos.

Muchas personas pertenecientes a grupos vulnerables y marginados han llegado a recibir este tipo de heridas culturales porque sus padres o abuelos fueron perseguidos, humillados y severamente agredidos por parte de todo un campo social. Por ejemplo, es común exaltar el trauma transgeneracional entre los descendientes de víctimas judías que padecieron el Holocausto.

Consecuencias del trauma sobre la mente adulta: traumas reprimidos e integración consciente  

Estas heridas infantiles se reflejan de una manera muy clara dentro de nuestra mente cuando crecemos. Dichas experiencias traumáticas son absorbidas por el inconsciente y eventualmente producen un gran número de problemáticas existenciales, sobre todo cuando no llegan a ser asimiladas.

¿Qué pasa cuando no logramos unificar esas vivencias dolorosas? Se produce una personalidad reprimida y fragmentada. Ciertas piezas no logran encajar en el lienzo completo de nuestro ser, manifestándose de formas impredecibles dentro de nuestra mente consciente. Esas emociones están ahí aún cuando hayan sido escondidas debajo del desván mental, y, en esa medida, intervienen activamente en el curso de vida de sus huéspedes.

¿Alguna vez has sentido como si tu vida estuviera siendo guiada por fuerzas desconocidas? Esto puede estar relacionado con el poderoso influjo de estas voces negadas. Ello fue enunciado de manera muy clara por el psicoanalista suizo Carl Gustav Jung:

Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida y tú le llamarás destino.

Roberto Assagioli, quien fue hondamente impactado por el pensamiento de Jung, desarrolló una teoría psicológica con la que se esforzó en dar cuenta de cómo estos bloqueos infantiles detienen el desarrollo de nuestras fuerzas vitales auténticas, llegando a condenarnos a funcionar a niveles inferiores de desarrollo psicológico y espiritual. A esta escuela de pensamiento se le llamó psicosíntesis.

De acuerdo con John Firman y Ann Gila en ‘Psicosíntesis: una genealogía del espíritu’, cuando reprimimos emociones vinculadas a cierto tipo de experiencias dolorosas —como el maltrato, la humillación o el abandono— estamos dando lugar a un inconsciente inferior.

¿Qué es el inconsciente inferior?

Es una manera de representar todo el repositorio de traumas infantiles, del cual se llegó a ocupar mucho el psicoanálisis tradicional. En él se ocultan los oscuros fantasmas de nuestras imágenes de la niñez, de las cuales tratamos de separarnos para evitar su dolor.

Por otro lado, la psicosíntesis reconoce también el mecanismo represivo de un inconsciente superior. El inconsciente superior manifiesta nuestras tendencias espirituales más elevadas —aquellas relacionadas con el gozo, el éxtasis, la creatividad, el comportamiento auténtico y los chispazos de genio— y con las cuales solo llegamos a sostener breves encuentros en el curso de una vida.

Al inconsciente superior también se le conoce como el superconsciente.  ¿Pero por qué reprimimos esta dimensión superior de consciencia? En palabras de Firman y Gila, esta disociación es una manera que tenemos de proteger nuestras capacidades para el asombro, la alegría, la creatividad y la experiencia espiritual de un ambiente hostil.

En algunos momentos de nuestra vida el entorno nos hirió con su insensibilidad  e incomprensión, por lo cual negamos esa parte auténtica para poder sobrevivir. Se forma una personalidad falsa, orientada solamente a cierta adaptación superficial y frágil con el mundo.

¿Qué hacer ante una situación tan trágica cómo esta? A continuación veremos algunas actitudes que favorecen caminos de recuperación frente a estas heridas primordiales.

Cómo sanar traumas infantiles

Existen una serie de disposiciones intelectuales, emocionales y existenciales favorables para sanar nuestros traumas y heridas del pasado. A continuación revisaremos algunas de ellas, acentuando su savia filosófica.

Empleo de una cognición positiva:

El procesamiento cognitivo positivo es una forma de trabajo cognitivo caracterizado por llevar a cabo interpretaciones constructivas, incluso en el caso de experiencias trágicas y dolorosas. Se caracteriza por interpretar el mundo a través de un lente optimista y esperanzador, viendo a sus crisis como momentos de oportunidad y crecimiento.

Estas evaluaciones se ven acompañadas por una creencia de que es posible superar desafíos y atravesar obstáculos con entereza. A esta creencia en el potencial propio se le conoce como autoeficacia, y resulta fundamental al momento de acometer tareas con persistencia y motivación.

Un ejemplo de procesamiento cognitivo positivo se puede ver reflejado en un pensamiento expresado por el filósofo alemán Fiedrich Nietzsche, quien habría dicho: Todo lo que no me mata me hace más fuerte.

Esta idea se puede ver reflejada en una estructura narrativa conocida como el viaje del héroe. Ella hace referencia a cómo en toda aventura de vida estarán presentes momentos complicados, de los cuales es posible salir triunfante y positivamente transformado.

Aceptación plena de la situación traumática:

Aceptar plenamente el trauma resulta esencial para superarlo, pues solo así se le puede reconocer como un hecho de existencia, con respecto al cual no es posible escapar ni luchar. De esta manera se abre una oportunidad para comenzar a verlo como parte integral de tu vida, sin necesidad de juzgarlo como bueno o malo.

Para lograr tal estado de ecuanimidad con respecto a estas experiencias resulta de mucha utilidad llevar a cabo una práctica constante de meditación, pues ella te ayudará a darte cuenta de que las emociones y pensamientos vinculados a tu herida traumática no te definen ni tampoco definen la totalidad de tu vida. Si deseas conocer más acerca de cómo una disciplina meditativa es capaz de ayudarte a mejorar poderosamente tu salud mental te invito a revisar mis libros sobre teoría y filosofía de la meditación.

Una idea filosófica muy interesante en relación con este tema proviene también de Niezsche. Se trata del amor fati. Este término se traduce al español como amor al destino, y hace referencia a cómo podemos afirmar nuestras experiencias con el fin de llevar adelante una existencia mucho más vital y energética, pues abrazamos nuestros momentos sombríos como una parte natural de la existencia.

Comprensión clara de la experiencia:

Para aceptar una experiencia traumática también resulta importante comprenderla de una manera cabal. En otras palabras, significa verla claramente y comprender cómo llegó a producirse. ¿Qué condiciones facilitaron que se produjera esa circunstancia? ¿Qué estado mental tenían las personas responsables de ella? ¿Qué aspectos sociales, políticos o culturales estaban presentes?

Llevar a cabo este ejercicio de reflexión te permitirá dejar de culparte a ti mismo y a otras personas —incluyendo a tus padres— por los acontecimientos dolorosos que llegaste a padecer. Al comprender que esas personas tenían sus propios traumas y conflictos podrás llegar a perdonarlos y comenzar a sanar interiormente.

¿Alguna vez te ha pasado que estás viendo una película o serie de televisión con un villano aborrecible y poco a poco comienzas a generar empatía con él porque conoces su historia personal? Piensa en la vida de tus padres —o de tus victimarios, sean quienes sean— como personajes de un film o una novela, con todos sus dramas, peripecias y redenciones. Te darás cuenta de cómo todo ocurre gracias a una serie de causas y efectos, y, en esa medida, tiene una explicación.

Desarrollar una tendencia a pensar de manera clara acerca de situaciones difíciles, ya sean de la infancia o de otras etapas de vida, facilita salir del laberinto del resentimiento, la amargura, el arrepentimiento y los deseos de venganza.

Cultivo de emociones positivas:

Las emociones positivas incluyen estados como la alegría, la gratitud, el amor y la satisfacción. Ellas no solo impactan el dominio propiamente emocional, sino también el espectro total de nuestro organismo humano, mejorando su salud física y cognitiva. A diferencia de las emociones negativas, cuyo influjo comprime nuestra consciencia, las emociones positivas nos impulsan a jugar, explorar el ambiente y recibir nueva información, y, en esa medida, son esenciales para superar heridas traumáticas.

Conclusiones

Nuestras heridas de la niñez nos acompañan largamente a través de toda una vida, causando estragos en nuestra manera de ser y de relacionarnos con el mundo. Para escapar de ellas, llegamos a construir una personalidad falsa e inauténtica, a partir de la cual apenas logramos una adaptación superficial al ambiente. Sin embargo, también nos es posible actualizar otra realidad a través de una confrontación seria con el pasado, así como de un trabajo emocional y cognitivo productivo. Después de todo, de ese tenue hilo pende el futuro.

Preguntas Frecuentes:

¿Qué es el trauma infantil?

El trauma infantil se refiere a eventos dolorosos que afectan a un niño, como desastres naturales, fallecimientos, accidentes, divorcios, conflictos domésticos y agresiones físicas o emocionales. Estos eventos pueden tener un impacto significativo en el desarrollo emocional, intelectual y vital del infante.

¿Cuáles son los tipos de trauma infantil?

Existen varios tipos de trauma infantil, incluyendo:

  • Trauma físico: incluye agresiones contra el cuerpo del niño, como golpes, quemaduras o cortes.
  • Trauma emocional: se manifiesta a través de insultos, humillaciones, amenazas, desvalorización, comparaciones desfavorables, amor condicionado, manipulaciones emocionales, y burlas.
  • Trauma por abandono: ocurre cuando un niño experimenta la ausencia prolongada o permanente de un cuidador principal.
  • Trauma por pérdida: sucede cuando un niño pierde una figura de apego significativa.
  • Trauma por herencia transgeneracional: involucra la transmisión de experiencias traumáticas de una generación a otra.

¿Cómo afectan los traumas infantiles a la mente adulta?

Los traumas infantiles se reflejan en la mente adulta como problemáticas existenciales, manifestándose de formas impredecibles cuando no son asimilados. Esto puede llevar a una personalidad reprimida y fragmentada, influyendo en la vida de la persona de manera inconsciente.

¿Qué es el inconsciente inferior?

El inconsciente inferior es un concepto que representa un repositorio reprimido de traumas infantiles. Es donde se ocultan ciertos recuerdos dolorosos que afectan la vida consciente del ser humano.

¿Cómo se puede sanar el trauma infantil?

Sanar el trauma infantil implica varias estrategias:

  • Cognición positiva: interpretar las experiencias de manera constructiva y optimista.
  • Aceptación plena: reconocer y aceptar el trauma como parte integral de la vida.
  • Comprensión clara sobre el trauma: reflexionar sobre las causas y condiciones del trauma para dejar de culparse a uno mismo y a los demás.
  • Cultivo de emociones positivas: fomentar estados como la alegría, gratitud, amor y satisfacción para mejorar la salud física y cognitiva.

¿Qué es el amor fati y cómo ayuda en la sanación de traumas?

El amor fati es un concepto filosófico que significa "amor al destino". Implica aceptar todas las experiencias, incluso las dolorosas, como parte natural de la vida, lo cual ayuda a llevar una existencia más vital y energética.

¿Qué es la psicosíntesis?

La psicosíntesis es una teoría psicológica desarrollada por Roberto Assagioli e influenciada por el pensamiento de Carl Gustav Jung. Esta teoría aborda cómo los bloqueos infantiles detienen el desarrollo de nuestras fuerzas vitales auténticas, proponiendo la integración de las experiencias traumáticas para alcanzar un desarrollo psicológico y espiritual completo.

Referencias

Filosofía para vivir

Este artículo forma parte de un proyecto liderado por Erick Güitrón, dedicado a explorar y difundir conocimientos en el ámbito de la filosofía. Además de artículos como este, el proyecto incluye un podcast, ebooks y servicios de consultoría, todos diseñados para profundizar en temas filosóficos y aplicar estos conocimientos a la vida cotidiana.

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Sobre el/la autor(a)

Erick Güitrón se ha dedicado el estudio de temas espirituales, metafísicos y existenciales desde joven, interesándose por comprender el mundo desde una multiplicidad de perspectivas complementarias. Una de sus mayores pasiones consiste en ayudarle a otras personas a descubrirse a sí mismas a través del empleo de herramientas psicológicas, filosóficas y contemplativas. Cuenta con estudios de licenciatura y maestría en filosofía, así como con una licenciatura en psicología.

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