Descarga Nuestra Guía Gratuita para Manejar la Ansiedad
Nuestra guía práctica está diseñada para ofrecerte técnicas eficaces y accesibles para reducir la ansiedad y mejorar tu bienestar.
Muchas personas pasan una gran parte de su vida sin tener claridad acerca de cómo están pasando su tiempo. Usualmente han sido programadas con una lista de mandamientos implícitos y explícitos desde su niñez, provenientes de padres, maestros u otras figuras de autoridad. En general todo el entorno cultural está amañado para construir un cierto tipo de personalidad: una manera de hablar, de moverse, de pensar o de experimentar el mundo.
Es bastante común llegar a una edad en donde el edificio entero de nuestra identidad comienza a derrumbarse. A veces estas crisis también llegan a ser desencadenadas por eventos traumáticos, como accidentes graves o momentos de duelo. Entonces sentimos como si estuviéramos hundiéndonos en un extraño vacío interior, y empiezan a surgir diversas preguntas… Preguntas como, ¿qué importancia tiene seguir viviendo?, o, ¿estoy realmente satisfecho con mi modo de ser en este mundo?
El problema fundamental es el del sentido de la vida: qué es, en qué consiste y cómo es posible cultivarlo. Este es un tema por el cual me he preguntado bastante durante mis propios procesos de autoconocimiento, de los cuales surgen ahora estas reflexiones. Ellas han sido nutridas por diversas lecturas en filosofía, psicología y espiritualidad, aunque reciben su tono esencial de mi propia experiencia vital…
¿Existe una manera de superar el sinsentido? Te veo del otro lado de esta pregunta.
¿Existe un verdadero sentido en la vida?
Al preguntarnos por el sentido de la vida llegamos a buscar algún tipo de propósito objetivo en ella, fuera de nuestras preocupaciones personales como seres humanos. Nos preguntamos si el universo fue creado con una finalidad específica, obedeciendo algún tipo de plan maestro.
¿Por qué existe el amor y el odio, o el placer y dolor? ¿Cómo es posible hallar tanta diversidad de formas y texturas en el mundo natural? ¿De dónde viene el orden de este cosmos tan lleno de misterios? Este tipo de dudas son muy naturales. El ser humano es un ser autoconsciente en una realidad silenciosa, la cual no parece querer darle respuestas claras.
Esta ignorancia ha sido llenada históricamente a través de mitos, leyendas e historias sobre el origen del mundo. Existen muchos ejemplos de estas explicaciones en innumerables culturas de todo el planeta, en las cuales se proponían imágenes de dioses, demonios o eventos sobrenaturales como causas mágicas del cosmos:
De esta manera la consciencia humana se tranquilizaba y hallaba un hogar para sus preocupaciones. ¡Si la tierra, el cielo y la muerte habían sido creadas con una intención, entonces su existencia no era azarosa! Había algo que le daba dirección, valor y significado a todo.
Sin embargo, muchas personas actuales han abandonado sus creencias en un Dios personal, pues la ciencia parecería ofrecer una respuesta muy diferente: según ella no existe ninguna finalidad en el universo. Nuestro mundo solo sería un accidente muy improbable, producido por reacciones químicas y físicas complejas. Bajo esta perspectiva no hay mente maestra, ni plan desconocido.
El filósofo alemán Fiedrich Nietzsche se refirió a esta pérdida de fe en un orden universal como muerte de Dios. Al decir esto quería decir que Dios había muerto para el ser humano, y, en consecuencia, este último ya no podía encontrar en él una orientación práctica para conducir su vida. Había sido condenado a valerse por sí mismo. A correr sus propios riesgos, triunfando o fallando sin sentirse agarrado de la mano por una realidad superior…
Si bien esta idea podría sonar muy pesimista, Nietzsche no lo veía así. Para él eso implicaba algo extraordinario: si Dios no le dió un significado específico al mundo, entonces nosotros podíamos inventar nuestros propios sentidos, creando una aventura propia en el camino.
En todo caso, no se trata de creer o no creer en Dios. Es perfectamente válido creer en él, y, sin embargo, sentirse perdido. Se trata de darse cuenta de cómo no existe un sentido único en el universo: es posible hallar una infinidad de senderos hacia una vida plena. Cada persona lo descubrirá a su modo, escribiendo, danzando o calculando con números, si eso le causa alegría.
El sentido de la vida no está en la cabeza. Reside en el cuerpo, el corazón y la imaginación. Está presente en cada momento de existencia realmente intenso. ¿Es verdadero? Sí, siempre y cuando sea auténtico.
¿Qué es el vacío existencial y cómo superarlo? Hallando un nueva manera de vivir.
El vacío existencial se forma como un agujero en medio de nuestra vida, el cual succiona cualquier tipo de experiencia o emoción significativa. La persona en este estado existencial se vive a sí misma como un ser automático e inanimado, actuando mecánicamente para sobrevivir en un mundo sin color. En otras palabras, es cosificado.
¿Qué pasa cuando alguien siente como si le robaran el alma y fuera solamente una cosa o un objeto? Se pierde su sentido de propósito personal. El individuo se convierte meramente en una herramienta capaz de servirle a otras personas, o, en todo caso, a una serie de códigos sociales sin sentido personal.
En casos como estos, tal vez te llegues a sentir como un martillo, clavando sin saber por qué clavas. O como un automóvil, siendo conducido por fuerzas ajenas a tu control.
La impotencia de estas vivencias tiende a producir fuertes sentimientos de aislamiento con respecto al mundo y el ser propio. Esta desconexión se suele presentar como un sentimiento de invisibilidad, como si la existencia propia no tuviera ninguna importancia para nadie, o fuera, en todo caso, solamente un peso muerto.
En general el sinsentido se vive como una sequedad del alma, aún cuando afuera parezca abundar amor, comprensión o alegría. Es como si ese abismo sin fondo fuera un desierto inmune a la vida. Tal vez por eso algunas personas que transitan por el sinsentido encuentren una voz amiga en el poeta y filósofo inglés Samuel Taylor Coleridge, cuando dice en The Rime of the Ancient Mariner:
Agua, Agua por todas partes, ni una sola gota para beber…
¿Qué hacer cuando todo parece ser insípido? ¿Cómo superar esa sensación de que el color más brillante es pálido y el olor más dulce carece de placer…?
A continuación veremos cómo cosechar una vida con sentido desde la unidad y la coherencia con el propio ser.
Hallando un sentido coherente en tu historia personal. ¿Cómo hallar un sentido de vida auténtico?
Los seres humanos tenemos una gran capacidad para hallar patrones en lugares inesperados. ¿Has jugado algunas veces a encontrar figuras en manchas de aceite pegadas en una pared, o en algún rincón de tu hogar?
A ese fenómeno psicológico se le conoce como pareidolia. Ocurre cuando percibimos estímulos vagos —como una nube o un montículo de tierra— como formas con sentido. Se relaciona con otro concepto conocido como apofenia, mediante la cual logramos hallar conexiones entre diversos elementos (por ejemplo, entre una alfombra y el vuelo, de lo cual podría salir una idea como “alfombra voladora”). Ambas están muy relacionadas con la creatividad.
Piénsalo. Cuando nacemos no le hemos dado un significado al mundo, por lo cual cualquier estímulo novedoso se presenta como una aventura o una oportunidad de aprendizaje. Sin embargo, poco a poco comenzamos a formarnos una manera de ver el mundo, construyendo valores personales y anhelos asociados a ellos.
Es como con nuestra mancha de aceite. En un inicio solo había sonidos, colores, figuras en movimiento y experiencias sin palabras. Y, sin embargo, poco a poco fuimos creando un modo de entender la realidad, ayudados siempre por el medio cultural en donde vivimos.
Esta capacidad humana para hallar orden en el universo representa una de nuestras mayores virtudes, y también es capaz de conectarnos íntimamente con nuestro ser más profundo. Gracias a ella podemos aprender a unir imaginación, emoción y pensamiento .
Esto es porque el sentido no es únicamente algo abstracto o intelectual. Es algo muy vivo y nos involucra totalmente. Solo piensa en cómo llegaste a introducirte en tus mayores pasiones (sean profesionales o no):
Tal vez sentiste una atracción hacia algo desde un primer momento, como si te llamara. Poco a poco fuiste construyendo una habilidad relacionada con esa actividad, y tus días se fueron adaptando a ella. Conociste personas afines a ese gusto y poco a poco se fue creando una sensación muy amplia de significado y propósito. Tu vida fue tomando forma.
Si tuviste suerte así habrá sido, como me ocurrió a mí. ¿Cómo llegué a interesarme por la filosofía, la psicología o los temas existenciales? No estoy muy seguro. Solo seguí mi intuición y poco a poco todo se fue conectando: eventos, lugares, personas y, en general, la totalidad de mi organismo psicofísico.
El pensamiento está vinculado a nuestras emociones y sensaciones. Cuando algo nos interesa también lo sentimos y lo imaginamos. Por eso te digo esto: no intentes hallar un sentido si no vibras con algo. Tienes que sentirlo.
En el fondo eso es dar lugar a una existencia coherente: la unidad entre los distintos aspectos de tu ser. Si lo hallas cultivarás una vida con mucho sentido. ¿Qué pasa si no lo haces y solo repites una vida impuesta por otros? Entonces esa historia tendrá sentido para el exterior, más no para el interior.
Viviendo así se cosecha una orientación clara para la acción y se expresa el ser auténtico.
La importancia de darle un sentido a la vida
¿Qué importancia tiene darle un sentido a la vida? Diversas investigaciones han mostrado cómo ser capaz de darle un sentido a la vida está relacionado con varios aspectos fundamentales de nuestra existencia, entre los cuales se encuentran un mayor bienestar psicológico, un sentido claro de dirección personal y una mayor capacidad emocional para superar dificultades.
1. Bienestar psicológico:
Cultivar un sentido de vida propio está estrechamente relacionado con el bienestar psicológico, reduciendo significativamente síntomas de depresión y ansiedad. También contribuye significativamente a mejorar la salud física y emocional, dando lugar a una experiencia de paz interior.
2. Motivación:
Un sentido claro de vida proporciona dirección y motivación. Ayuda a las personas a establecer metas y tomar decisiones más alineadas con sus valores vitales. Así, por ejemplo, el Center for Healthy Aging menciona cómo las personas con un sentido claro de propósito personal son más propensas a comprometerse con actividades significativas.
3. Resiliencia y superación de obstáculos:
El sentido de la vida puede actuar como un ancla durante tiempos difíciles, proporcionando un marco sólido para interpretar diversos tipos de adversidades, lo cual facilita también su superación. Esto puede llegar a trasladarse incluso a experiencias dolorosas, tal y como lo planteó el filósofo y psicólogo austriaco Víctor Frankl en su texto El hombre en busca de sentido, como cuando dice:
El realismo nos avisa que el sufrimiento es una parte consustancial de la vida, como el destino y la muerte. Sin ellos, la existencia quedaría incompleta.
Conclusiones
¿Existe un sentido para la vida? Existen muchas propuestas psicológicas y filosóficas para responder esa pregunta. A lo largo de la historia el ser humano ha buscado encontrar un sentido objetivo y universal para esta realidad mediante mitos, leyendas y explicaciones religiosas, más estas soluciones han caído en desuso.
¿Ello significa que no exista el sentido? No, porque el ser humano es capaz de construirlo en cada uno de sus actos, siempre y cuando ellos tengan coherencia y sentido con su ser. En esa medida no existiría un solo sentido verdadero de la vida. Existirían muchos, siempre y cuando sean auténticos.
Preguntas Frecuentes
¿Cómo influye la cultura en la percepción del sentido de la vida?
La cultura influye significativamente en la percepción del sentido de la vida al proporcionar marcos de referencia, valores y narrativas que las personas internalizan. Diferentes culturas ofrecen diversas interpretaciones del propósito y significado de la existencia humana.
¿Cómo afecta el trabajo al sentido de la vida?
El trabajo puede ser una fuente importante de sentido y propósito. Las personas que encuentran su trabajo significativo y alineado con sus valores personales tienden a experimentar una mayor satisfacción y bienestar general.
¿Qué es el vacío existencial y cómo puede superarse?
El vacío existencial es una sensación de falta de propósito o significado en la vida. Puede superarse mediante la búsqueda de actividades significativas, la construcción de relaciones auténticas y el desarrollo de un sentido personal de propósito.
¿Cómo contribuye la espiritualidad al sentido de la vida?
La espiritualidad puede proporcionar un marco para entender el propósito y el significado de la vida. Involucra la conexión con algo más grande que uno mismo, fomentando una autocomprensión reflexiva.
¿Cómo pueden los eventos traumáticos influir en la percepción del sentido de la vida?
Los eventos traumáticos pueden desencadenar una reevaluación profunda del sentido de la vida. Aunque inicialmente pueden causar sufrimiento, también tienen el potencial de llevar a un crecimiento personal significativo y a una mayor apreciación de la vida y sus valores fundamentales.
¿Cómo puede la creatividad ayudar a encontrar sentido en la vida?
La creatividad permite a las personas expresar sus emociones, explorar nuevas ideas y conectar con su ser más profundo. Actividades creativas como la escritura, la música y el arte pueden ser vías poderosas para descubrir y cultivar el sentido de la vida.
¿Cuál es la relación entre el sentido de la vida y la felicidad?
Tener un sentido claro de la vida está estrechamente relacionado con la felicidad. Las personas que encuentran significado en sus actividades diarias y relaciones tienden a experimentar mayores niveles de satisfacción y bienestar emocional.
Referencias
Despertando a la Filosofía
Este artículo forma parte de un proyecto liderado por Erick Güitrón, dedicado a explorar y difundir conocimientos en el ámbito de la filosofía. Además de artículos como este, el proyecto incluye un podcast, ebooks y servicios de consultoría, todos diseñados para profundizar en temas filosóficos y aplicar estos conocimientos a la vida cotidiana.