¿Qué implica vivir en una zona de confort? El proceso de encontrar una nueva forma de vivir.

La vida se nos presenta constantemente como una serie de caminos alternativos. Algunos de ellos son comunes y tranquilos. Han sido transitados muchas veces por otras personas como tú, pues prometían ofrecerles seguridad frente a un mundo incierto. Otros, en cambio, parecen incómodos e impredecibles. ¿Qué se encontrará al final de esa jornada? No es posible saberlo si no se camina a lo largo de ese extraño sendero, y se experimenta íntimamente con él.

El primero nos habla de un espacio conocido como zona de confort. Es una pequeña burbuja de tranquilidad, y, como veremos, de triste impotencia. Después de todo, no es nada extraño ver a una tumba como lugar de reposo. Y, sin embargo, ¿por qué elegir morir cuando se está en vida? ¿Para qué se viene a este mundo, si no es para aprender y transformarse?

En este artículo nos detendremos a explorar cuál es el significado de tener el coraje de vivir de manera auténtica, más allá de ideas y pensamientos limitantes. También revisaremos estrategias y técnicas prácticas con el fin de que sepas cómo comenzar de tus estados de inercia ante nuevas posibilidades de vida. 

¿Qué significa vivir en una zona de confort y qué está más allá de ella? 

El concepto de zona de confort fue acuñado por primera vez por Judith Bardwick en su texto de 1991, Peligro en la zona de confort, en donde señala cómo muchas veces nos encontramos enjaulados en un número muy limitado de comportamientos. Ellos nos permiten llevar una vida libre de ansiedad, pues no existe verdadera tensión dentro de esas limitadas esferas de acción en donde hemos construido una identidad. Después de todo, ya sabemos cómo hablar, conducirnos o sentirnos dentro de sus esquemas rutinarios: nada nuevo bajo el cielo.

Y, sin embargo, en esos espacios dejamos de aprender. Sin ansiedad tampoco hay emoción ni cambio. Todo permanece igual. Por ello, detrás de una zona de confort siempre está presente otro campo completamente nuevo de maduración. Lo conocemos como zona de crecimiento. 

Tú sabes interiormente qué es una zona de crecimiento, tal vez la hayas experimentado cuando cambiaste de escuela o te contrataron en un trabajo nuevo. Quizás hayas llegado a sentirla cuando entraste en una nueva relación amorosa —sobre todo si esa persona era muy distinta a ti— y fuiste capaz de vivir en todo su esplendor una apertura explosiva de nuevas posibilidades: ideas novedosas, lugares desconocidos o intereses extraños y divertidos. 

En cualquier caso esas experiencias siempre están llenas de contradicciones. Por un lado son violentas, incómodas y difíciles, porque te exigen adquirir nuevas habilidades o transformar ciertos modos de entender el mundo. Por otra parte, están llenas de ilusión, esperanza y alegría. Ambas son necesarias para vivir plenamente tales experiencias. Sin estos ingredientes nuestra existencia corre el riesgo de volverse profundamente aburrida…

¿Cómo podemos entender un poco mejor esta relación entre aburrimiento, ansiedad y crecimiento? Nos daremos cuenta de la importancia de actuar con prudencia cuando salimos de un territorio conocido para adentrarnos en el peligroso mundo exterior.

Entre el aburrimiento de la vida y la ansiedad de vivir: cómo nuestra fuerza interior reside entre ambos

Todos conocemos esa experiencia existencial de estar aburridos. Es una dolorosa sensación de que el tiempo se vuelve mucho más lento y vacío. Allí está presente una intensa conciencia de cada segundo, como si el reloj estuviera a punto de congelarse, y, sin embargo, no lo hiciera. Es un estado muy común cuando todo nos es conocido, pues no nos aporta ningún reto. ¿Cuántas veces en el trabajo te has puesto a jugar con un lápiz porque no había ningún momento estimulante? A eso me refiero. 

El aburrimiento es característico de una zona de confort. Por otro lado, cuando este espacio comienza a ser abandonado vemos un cambio rápido de dirección hacia otro eje: el de la ansiedad. Por ejemplo, se produce una reestructuración dentro de tu oficina, entra un jefe nuevo o te promueven hacia un puesto laboral más elevado, en donde enfrentarás otras responsabilidades. 

¿Qué pasa en este tipo de circunstancias novedosas? Te encuentras con tres posibilidades distintas: 

1. Enfrentarte a ellas de frente. 
2. Evitarlas temerosamente. 
3. Congelarte en el acto, sin saber cómo responder.

Aquí se expresan perfectamente tres modos de respuesta presentes en todo el reino animal: lucha, huida o parálisis. 

En estas tres reacciones se activa todo el sistema nervioso. El corazón late más rápido, se eleva nuestra presión arterial y el cuerpo siente una liberación intensa de adrenalina. Y, sin embargo, el organismo cambia su modo de reaccionar ante el ambiente:

La persona decidida a encarar el nuevo contexto toma esa ansiedad y la convierte en un arma de batalla, o incluso llega a transformarla en entusiasmo. En su caso estas sensaciones se convierten en un motor capaz de ayudarle a realizar sus tareas, como cuando un actor se obliga a salir a escena gracias a su nerviosismo. Por otro lado, cuando  se activan las otras dos reacciones –huida y parálisis– se produce un desbordamiento por el pánico, dando lugar a una reacción de impotencia.

¿Qué implica ser desbordado por el pánico? Experimentar un exceso de ansiedad. Esto ocurre frecuentemente cuando el cambio es demasiado rápido y sorpresivo, excediendo el potencial adaptativo del sujeto. En otras palabras, el miedo se apodera de quien no estaba listo para aceptar un reto. 

Por este motivo, es muy importante ser consciente del grado de preparación que se tiene ante una nueva experiencia. El aburrimiento es mortal porque nos mata lentamente, más un exceso de riesgo es capaz de lastimarnos por imprudencia, e, incluso, dar pie a una forma de indefensión aprendida. 

El punto clave parece residir en medio del aburrimiento y la ansiedad, o entre lo conocido y lo desconocido. Sobre el filo de esa navaja se logra vivir con retos, y, sin embargo, poder actuar. 

A continuación veremos qué etapas existen dentro del movimiento realizado entre una zona de confort y una zona de crecimiento.

Entre una zona de confort y una zona de crecimiento: etapas en el crecimiento personal

1. Zona de confort:

La zona de confort es el estado familiar de nuestra vida. El mundo ya es conocido y no ofrece oportunidades de asombro ni temor. En él se forman hábitos y rutinas comunes, produciendo eventualmente un alto grado de competencia dentro de ciertas tareas. El espacio afectivo está también delimitado: tus mismos amigos, compañeros de trabajo y familiares te conocen ya con un rostro específico. Es el rostro de una identidad particular…La identidad personal consiste en historias repetidas muchas veces: “Yo soy José, abogado, aficionado al fútbol y católico” o “yo soy Juan, artista gráfico, heterosexual y socialista”. ¿Qué hay aquí? Palabras sobre uno mismo y etiquetas fijas sobre algún oficio, ideología o rasgo de personalidad. Ideas con las cuales se aprende a estar muy cómodo. 

2. Zona de peligro:

La zona de peligro es el campo más próximo a nuestra zona de confort. En ella es donde comienzan a aparecer dificultades y amenazas imprevisibles, o realmente incomprensibles. Muchas veces no sabemos de dónde vienen, o cuál es su propósito dentro de esta novedosa aventura de vida recién iniciada, mas se nos presentan como temibles obstáculos a superar. Tal vez se expresan de manera muy concreta —como personas con ideas y maneras de ser radicalmente distintas, o habilidades específicas aparentemente inalcanzables— o de formas un poco más confusas, como podría ocurrir con una vaga sensación de no poder encajar totalmente entre personas pertenecientes a un grupo distinto. Es normal sentirte poco adaptado en un nuevo contexto. No te preocupes. De hecho, tal vez necesites retirarte ocasionalmente a tu zona de confort para recargar fuerzas y volver nuevamente al ruedo. De esta manera evitarás saturarte o ahogarte precipitadamente en un mar desconocido. Por ejemplo, puedes buscar refugio en tu círculo conocido de amistades antes de volver a sumergirte en un campo social desconocido. La identidad tradicional comienza a resquebrajarse en estos momentos. Ciertos patrones de pensamiento son puestos en crisis, abriendo nuevas posibilidades de entender el mundo con lentes de otros colores. Es un proceso difícil y doloroso, como lo es cualquier parto. ¿Qué está naciendo? Otro modo de ser.  

3. Zona de aprendizaje:

La zona de aprendizaje es el lugar en donde comienza a aparecer una señal de calma. Lo más difícil ha pasado, y ahora es tiempo de comenzar a recolectar frutos mucho más maduros. Se obtiene mayor autoconfianza, así como mayores habilidades objetivas para resolver problemas vinculados a ese nuevo mundo de personas, ideas y momentos.

4. Zona de crecimiento:

En la zona de crecimiento se experimenta un crecimiento significativo, se consolidan aquellos talentos arduamente trabajados en las dos zonas anteriores, y, finalmente, se expande el modo de percibir y entender la realidad. Nuevos valores de vida aparecen, y, con ellos, otras oportunidades de crecimiento. 

El ciclo del crecimiento:

¿Qué está más allá de todas estas zonas? Nuevos ciclos de desarrollo. Cuando abandonamos nuestra zona de confort e ingresamos a una zona de crecimiento ampliamos nuevamente nuestro ser. Ahora somos capaces de sentirnos cómodos en muchas más áreas.

Y, sin embargo, siempre corremos el riesgo de conformarnos y volver a estancarnos. La vida es un proceso continuo de autosuperación: siempre es posible aprender nuevas habilidades, conocer otros lugares o abrirnos a estilos de vida misteriosos. Todo depende de volver a atreverse a caminar…

El viaje del héroe y el proceso de autosuperación: 

El viaje del héroe es una narrativa muy común dentro de diversas mitologías e historias del mundo, así como en películas y novelas actuales, tal y como lo ha explicado el mitólogo Joseph Campbell en su libro El héroe de las mil caras. 

Ella nos presenta imágenes muy útiles para pensar en nuestro proceso de desarrollo personal, pues hace alusión a cómo todo héroe debe abandonar una situación conocida (por ejemplo, su pueblo natal) para embarcarse en una aventura llena de desafíos transformadores, tal y como ocurre cuando abandonamos nuestra zona de confort. 

Si deseas conocer mejor esta estructura literaria te invito a leer mi artículo sobre ella en este artículo, en donde explico con claridad sus diferentes fases y cómo se vincula con un movimiento de desarrollo espiritual. A través de ella podrás encontrar una forma de inspirarte y descubrir en qué etapa de tu viaje de autoactualización te encuentras ahora mismo.  

¿Cómo puedo dejar mi zona de confort? Tips y estrategias

1. Establecer metas claras y alcanzables:

‍Definir metas claras te permitirá mantener enfoque y motivación durante el proceso de transición entre zonas de desarrollo. Muchas veces buscamos obtener un gran logro en poco tiempo, y, como no nos atrevemos a perseguirlo o no sabemos cómo llegar a él, ¡comenzamos a soñar despiertos, y repentinamente nos damos cuenta de que no hemos avanzado un solo paso! En tales casos una tendencia excesiva a fantasear se convierte fácilmente en otra trampa de tu vida tradicional. Es muy fácil procrastinar con el fin inconsciente de evitar tomar un riesgo auténtico. Tener metas específicas te ayudará a solucionar tu tendencia inercial a quedarte en el mismo sitio y te abrirá puertas progresivas hacia el cambio anhelado. ¿Qué lugares podrías visitar esta semana? ¿Cómo podrías organizar tu tiempo para tomar una clase en línea o visitar un taller de tu elección? Comienza ahora mismo a plantearte a ti mismo ese tipo de preguntas. Recuerda que lo más importante es ir expandiendo gradualmente tu zona de confort.

2. Practicar meditación:

La meditación es capaz de ayudarte a superar tus sentimientos de estrés y ansiedad ante nuevas situaciones, ayudándote a mantener un estado de ánimo tranquilo al enfrentarte a lo desconocido. De esa manera serás capaz de sustentar un enfoque atento frente a esos nuevos retos, abonando a una adaptación más rápida. 

3. Prácticas con visualización de éxito:

‍Visualizar cómo se supera un escenario temido es una excelente manera de disminuir el grado de ansiedad y formar una mentalidad orientada al logro. Diversos estudios psicológicos y neurocientíficos han mostrado cómo al imaginar una situación deseada se mejora el rendimiento en tareas deportivas y académicas (así como en otras más). Una explicación de por qué funciona tan bien esta técnica consiste en que el cerebro llega a interpretar sus experiencias imaginadas como vivencias reales, encendiendo áreas motoras, emocionales y sensoriales. A eso se le llama Activación Neurológica Simulada. 

4. Aceptar el fracaso como parte del proceso:

Aceptar el fracaso durante tus esfuerzos por hacerte un lugar dentro de tu zona de aprendizaje y crecimiento te permitirá mantener un estado mental de motivación en todo momento. Es muy importante darse cuenta de que en un inicio es natural tropezar muchas veces. ¡Esos tropiezos están hechos para que después seas capaz de caminar con entereza! En esa medida, para no desanimarse vale mucho la pena cultivar una mentalidad de crecimiento, viendo a los obstáculos como oportunidades de superación y no como dificultades insuperables. 

Conclusiones

La imagen de un viaje definido por elecciones vitales fue poéticamente exaltada por el escritor estadounidense Robert Frost en su poema El camino no elegido:

Dos caminos se abrían en un bosque, y Yo… Yo tomé el menos transitado, Y eso hizo toda la diferencia. 

Esta es una bella imagen de nuestra libertad en cada momento. ¡Tantas opciones están frente a nosotros! ¡Tantas maneras posibles de ser y de vivir! Y, sin embargo, frecuentemente nos contentamos con encerrarnos dentro de una profesión, una identidad o un círculo conocido de amigos, aunque tengamos sed de aventura y transformación… ¿Por qué? Por miedo ante un mundo desconocido. 

Salir de nuestra zona de confort requiere esfuerzo, voluntad, y, sobre todo, sed de aventura. Con energía y entusiasmo es posible hacerlo y vivir una existencia mucho más profunda. 

Preguntas Frecuentes

¿Qué es la zona de peligro y cómo se relaciona con la zona de confort?

La zona de peligro es el área inmediatamente fuera de la zona de confort, donde enfrentamos desafíos y riesgos que pueden ser imprevisibles. Salir de la zona de confort y entrar en la zona de peligro puede generar ansiedad, pero también es el primer paso hacia el crecimiento personal.

¿Qué es la zona de aprendizaje?

La zona de aprendizaje es donde empezamos a adquirir nuevas habilidades y conocimientos al enfrentar desafíos. Es una fase en la que la ansiedad inicial disminuye y comenzamos a adaptarnos y a ganar confianza.

¿Cuál es la zona de crecimiento?

La zona de crecimiento es donde consolidamos las habilidades aprendidas y experimentamos un desarrollo significativo. Aquí, nuestras competencias se expanden y nos sentimos más seguros y capaces de enfrentar mayores desafíos.

¿Cómo afecta el aburrimiento a nuestra zona de confort?

El aburrimiento puede ser una señal de que estamos demasiado cómodos y no estamos enfrentando nuevos desafíos. Salir de la zona de confort puede revitalizar nuestra vida al introducir novedad y crecimiento.

¿Qué es la visualización del éxito y cómo funciona?

La visualización del éxito es una técnica mental que implica imaginar vívidamente alcanzar tus objetivos y superar desafíos. Funciona activando las mismas áreas del cerebro que se utilizan al realizar la acción físicamente, preparando mentalmente al individuo, reduciendo la ansiedad y mejorando la motivación.

¿Qué es el viaje del héroe y cómo se relaciona con el crecimiento personal?

El viaje del héroe es una narrativa común en diversas mitologías e historias que describe el proceso de desarrollo personal a través de desafíos transformadores. Este concepto puede inspirarte y ayudarte a entender en qué etapa de tu viaje de autosuperación te encuentras.