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¿Alguna vez te has encontrado en un punto de crisis existencial, o con una situación saturada de incertidumbre y retos?
Tal vez te hayas enfrentado a un momento de duelo, ya sea por el fallecimiento de una pareja, un amigo, un amante, o, incluso, alguna parte de tu identidad, o te hayas visto en necesidad de superar un obstáculo financiero, médico o familiar de gravedad, el cual te exigía hacer uso de tus recursos espirituales, emocionales y mentales más profundos. O tal vez solo estabas pasando por un proceso de transición natural, tal y como suele ocurrir cuando dejamos nuestra niñez, nos casamos o tenemos un hijo.
En cualquier caso, estas situaciones nos colocan en momentos claves de transformación, convirtiéndose en indicadores de que una evolución interior está presente más allá de sus fronteras. Para poder avanzar debemos estar a la altura de esas circunstancias, y, en esa medida, encarnar a un héroe auténtico. En esta publicación hablaremos de cómo dichos procesos pueden entenderse a partir de esta figura narrativa.
¿Qué es el viaje del héroe?
El viaje del héroe hace referencia a una estructura mitológica tradicional, la cual podemos encontrar en múltiples relatos épicos y religiosos a lo largo de la historia. Ha sido empleada universalmente como un recurso narrativo en mitos, cuentos, películas y novelas en culturas humanas de todo el mundo, tanto de la antigüedad como de la edad contemporánea, y fue ampliamente conocida a partir de los trabajos del mitólogo estadounidense Joseph Campbell, quien la describió con lujo de detalles en su obra el héroe de las mil caras.
Para Campbell, este esquema mitológico nos hablaría de cómo una persona ordinaria llega a pasar por una aventura extraordinaria, de la cual es capaz de regresar con nuevas habilidades, conocimientos y enseñanzas, o, en todo caso, un nuevo estado de consciencia. Este caso se personificaría en individuos históricos como Buda, Jesús o Gilgamesh, aunque también lo podríamos encontrar en personajes ficticios o literarios como Frodo del señor de los anillos o Luke Skywalker de Star Wars.
En todos estos casos el héroe abandona el mundo conocido de su comunidad, familia o amigos, y se aventura en un territorio desconocido lleno de pruebas, peligros e incertidumbres. Pero al final de esas amenazas se halla un tesoro.
“Solo debemos seguir la huella del paso del héroe, y donde habíamos pensado hallar una abominación, encontraremos a un dios” - Joseph Campbell.
Etapas en el viaje del héroe
Joseph Campbell distinguió tres fases principales en el viaje del héroe, cada una de las cuales puede dividirse en otras más. Ellas son:
La partida:
- La llamada de la aventura.
- La negativa al llamado.
- La ayuda sobrenatural.
- El cruce del primer umbral.
- El vientre de la ballena.
La iniciación:
- El camino de las pruebas.
- El encuentro con la diosa.
- La mujer como tentación.
- La reconciliación con el padre.
- Apoteosis.
- La gracia última.
El regreso:
- La negativa al regreso.
- La huida mágica.
- El rescate del mundo exterior.
- El cruce del umbral de regreso.
- La posesión de los dos mundos.
- Libertad para vivir.
Sin embargo, con el fin de simplificar esta lista se pueden explicar los puntos más importantes de cada una de estas tres fases.
La partida:
Hace referencia al momento en que el héroe recibe una llamada de otro lado, como si estuviera siendo atraído hacia otra etapa de su historia, o hacia un territorio exterior en donde le aguarda algo desconocido. Un ejemplo tradicional puede ser encontrado en la biografía del príncipe Siddartha Gautama, quien eventualmente sería conocido como el Buda.
Según se nos dice, este habría sido protegido de los males del mundo por parte de su padre, quien temía ver realizada una profecía. De acuerdo con ella, su hijo renunciaría a ser emperador del mundo si conocía el sufrimiento, pues se convertiría en un sabio. Sin embargo, estos esfuerzos fueron inútiles, pues eventualmente aparecieron una serie de heraldos, quienes le hicieron conocer a su hijo la vejez, la enfermedad y la muerte. Así fue como Siddartha descubrió su vocación: liberarse del sufrimiento, y enseñarles a otros a hacer lo mismo.
La llamada puede llegar a rechazarse en un primer momento, pues parece anunciar una gran serie de peligros y amenazas, capaces de perturbar duramente la cómoda seguridad del héroe. Sin embargo, eventualmente se vuelven imposibles de evadir. Frecuentemente recibe la ayuda de algún agente sobrenatural, quien le guiará y orientará para comenzar su travesía.
El héroe es arrastrado a la aventura, cruzando el primer umbral de su viaje, por el cual se adentrará a un nuevo reino de existencia.
La iniciación:
Después de cruzar el umbral el héroe deberá enfrentar una serie de pruebas, desafíos y tentaciones, con las cuales se probará su fuerza y habilidad, las cuales le ayudarán en su proceso de maduración y crecimiento. Es importante no sucumbir ante estos obstáculos, pues de ser así el individuo no logrará cumplir su destino y fallará como héroe.
Finalmente, si logra sobreponerse a todas sus adversidades, será capaz de obtener su gracia o recompensa, la cual puede tener una naturaleza física o espiritual. En cualquier caso, este tesoro representa una culminación de los esfuerzos del personaje, los cuales le llevaron a evolucionar.
El regreso:
Tras obtener su recompensa el héroe ha de regresar a su tierra natal. Sin embargo, en este punto puede experimentar cierta resistencia frente a la perspectiva de hacerlo, sintiéndose encantado por el lugar a donde ha llegado. Y, aunque decida regresar, puede tener problemas para lograrlo, siendo perseguido por dioses o seres sobrenaturales que busquen quitarle su tesoro. Por ello puede requerir cierta ayuda para poder escapar.
Si el personaje logra cruzar el umbral de regreso a su mundo de origen puede sentirse desconcertado, experimentando soledad frente a sus congéneres. ¿Cómo explicar lo que vivió, o las profundas transformaciones mentales a las que fue sometido? Esta imposibilidad de comunicación puede llevarle a sentirse gravemente incomprendido.
Eventualmente el héroe ha de aprender a integrar ambos mundos, logrando beneficiar a su comunidad con los dones adquiridos. Ha logrado hacer un viaje de ida y retorno, y ahora puede disfrutar de la libertad del conocimiento adquirido.
La importancia del viaje del héroe para el desarrollo espiritual
El héroe no debe ser pensado como un ser extraordinario, o ajeno a nuestra cotidianeidad. Podemos reconocerlo en cada uno de nosotros, tal y como se comentaba al principio de este texto. En el fondo solo debemos escuchar al mundo y seguir a nuestro corazón para entender cuál es nuestra verdadera aventura, y hacia dónde se dirige nuestro destino.
¿Qué significa esto? Muchas veces nos encontramos en un estado de automatismo mental, como si fuéramos máquinas. No nos atrevemos a seguir nuestros anhelos más profundos porque tememos fracasar, o porque todo el mundo parece indicarnos cómo deberíamos comportarnos. De esta manera nos secamos lentamente.
Cuando nos dejamos guiar por códigos morales, sociales o culturales le permitimos al sistema pulverizarnos e inhibir nuestras energías creativas. Ello comienza en nuestra familia, y, después, se prolonga en el entorno educativo y profesional. Los medios de comunicación no ayudan con esto, proponiendo ideales ficticios. Ellos nos roban nuestra capacidad para seguir un camino auténtico.
¿Cuántos niños siguen las carreras de sus papás porque eso se esperaba de ellos? ¿Cuántas amas de casa han rechazado perseguir una carrera porque la sociedad les asignaba cierto papel? Esas personas viven de acuerdo con un guión, sin darse cuenta de sus propias posibilidades para escribirlo…
En el fondo la espiritualidad consiste en poder entregarnos plenamente a la vida. Se trata de poder seguir nuestras intuiciones y resonar con lo que nos hace verdaderamente felices, conectados con nuestra naturaleza real. Pregúntate, ¿en qué momentos te sientes más lleno de vida, de pasión y de entrega al mundo?
Tal vez sea cuando tocas música, escribes un poema o ayudas a otras personas, mas no te has atrevido a explorar genuinamente esas avenidas porque ser artista o activista parece muy difícil e imposible.
Sin embargo, al no hacerlo cancelas de antemano otro modo de existencia. La aventura falla, y el héroe falla en su misión más importante: vivir plenamente. Los hábitos, las costumbres y las formas automáticas de pensar se convierten en una jaula de oro, de la cual no queremos escapar porque nos resulta muy cómoda, conocida y segura.
Sin embargo, cuando experimentes miedo o ansiedad frente a los obstáculos por venir —sintiendo un bloqueo de toda acción hacia una vocación o llamado del corazón— recuerda esta sentencia del poeta alemán Fiedrich Holderlin:
“Donde está el peligro, crece también lo que salva”.
El viaje del héroe y la psicología jungiana
El esquema del viaje del héroe puede ser entendido a partir de las teorías expuestas por el psicoanalista suizo Carl Gustav Jung, quien se esforzó por entender las dimensiones más profundas y filosóficas de la mente humana, así como de sus posibilidades de evolución espiritual y desarrollo interior.
Jung acuñó el concepto de individuación para dar cuenta del proceso por el cual una persona llega a ser ella misma, abandonando sus máscaras sociales y sus modos inauténticos de ser en el mundo.
Así, el término de “sí mismo” (o self) no puede ser reducido a un autoconcepto, o a la construcción de un yo consciente, como suele ocurrir cuando nos etiquetamos a nosotros mismos con ciertos adjetivos como “inteligente”, “atractivo” o “simpático”, excluyendo a su vez a sus contrarios, o a posibilidades de vida fuera de esos conceptos. Piensa en cómo solemos rechazar ciertos aspectos de nosotros mismos porque nos educaron para verlos como malos e indeseables, o porque ciertas convenciones sociales nos impedían manifestarlos.
Para Jung, la finalidad de nuestra vida consistiría en aprender a desplegar una expresión genuina y libre de nosotros mismos, tal y como actúa un niño. Esa espontaneidad estaría más cerca de nuestra naturaleza auténtica, integrando diversas fuerzas, emociones y pulsiones, aun cuando ellas hubieran sido temidas o consideradas vergonzosas en algún momento. Ello implica también una confrontación con esos aspectos ocultos de nuestra psique, a los cuales Jung denominó como “sombra”.
El héroe es una figura muy importante dentro del pensamiento de Jung porque en el fondo representa la manera en que cada uno de nosotros debe superar sus propias limitaciones conscientes, degollando al dragón de nuestro ego personal (y de los traumas y heridas contenidos en su sombra) para abrirnos a nuevas dimensiones de ser.
Así, el viaje heroico de cada uno de nosotros está relacionado con nuestra posibilidad de convertirnos en personas libres, felices y completas.
Conclusiones
El viaje del héroe hace referencia a una estructura narrativa empleada en múltiples mitos culturales, así como en diversas obras artísticas, pero también puede considerarse como el itinerario de un viaje personal de autodescubrimiento y desarrollo espiritual.
El héroe es un personaje arquetípico familiar para todos nosotros, pues cada vida está rodeada por esos puntos críticos en donde todo puede cambiar, cambiando la dirección de nuestras existencias. Nadie puede recorrer ese camino por nosotros, aunque podamos llegar a recibir asistencia para atravesarlo en algunos puntos del mismo.
Todo depende de nosotros:
¿Viviremos con el corazón, o nos dejaremos dominar por circunstancias externas y ajenas a nuestra propia naturaleza?
Referencias
Despertando a la Filosofía
Este artículo forma parte de un proyecto liderado por Erick Güitrón, dedicado a explorar y difundir conocimientos en el ámbito de la filosofía. Además de artículos como este, el proyecto incluye un podcast, ebooks y servicios de consultoría, todos diseñados para profundizar en temas filosóficos y aplicar estos conocimientos a la vida cotidiana.