En este libro exploramos de manera clara e intuitiva una serie de ideas fundamentales para comprender el sentido profundo de la meditación como práctica milenaria. ¿Qué es la consciencia y cómo se diferencia del Yo? ¿Qué es la libertad? ¿Qué se siente tener una experiencia sin ego? ¿El deseo es algo malo, o puede reconciliarse con una vida plenamente espiritual? ¿Es posible alcanzar la iluminación, y cómo podríamos tratar de entender esta experiencia? Estas preguntas son abordadas a través de ejemplos, metáforas y citas provenientes de pensadores pertenecientes a diversas épocas. El texto tiene como finalidad transmitir un conocimiento transformador, en donde el pensamiento adquiere vida y contagia su alegría al lector, relacionando la más honda sabiduría oriental con el rigor teórico de la filosofía.
¿Qué pasa cuando desaparece la ilusión de que existe un Yo opuesto al mundo? Solo queda un flujo de experiencias. La consciencia deja de tener un centro, o de estar localizada en un punto específico del espacio. Aunque esta parece una idea difícil, es posible experimentarla intuitivamente si examinas con cuidado tus propias vivencias. Por ejemplo, cuando estás en una fiesta y sientes la atmósfera emocional del lugar. La experiencia no está dentro de tu cabeza o tu cerebro. La atmósfera te envuelve: tú estás metido dentro de ella, como si el espacio mismo estuviera vivo o animado con cierta energía. ¿Qué pasa cuando te olvidas de ti mismo y dejas de preocuparte por cómo eres, o cómo te perciben los demás? En esos momentos eres absorbido por el ambiente. Estás abierto directamente al mundo, y el mundo, a su vez, no parece ser algo lejano a ti.
Para entenderlo mejor puedes mirarte en el espejo y hacerte esta pregunta: ¿Está tu consciencia dentro de tu cabeza o está tu cabeza dentro de tu consciencia? Uno podría elegir como respuesta el primer caso, si consideramos al cerebro como el responsable de crear todas nuestras vivencias. Y, sin embargo, hay algo extraño, pues sólo eres capaz de percibir tu cabeza porque eres consciente de ella. Y los demás solo son capaces de ver tu cuerpo porque son conscientes de él. Después de todo, ¿alguna vez has conocido algo colocado fuera de tu consciencia? Si profundizas, te darás cuenta de que toda sensación proveniente de tus sentidos —sea visual, auditiva, olfativa o táctil— tiene lugar solamente en la medida en que la experimentas. Lo mismo ocurre con todas tus emociones y pensamientos. Ese es precisamente el tema fundamental. Desde el punto de vista de nuestra experiencia nunca llega a existir algo fuera del espacio de consciencia.
Nos hemos acostumbrado a establecer una distinción rígida entre lo interno y lo externo, entre nosotros y el mundo. Parece ser algo de sentido común. Y, sin embargo, esta frontera se disuelve cuando la idea del Yo desaparece, tal y como ocurre durante nuestras prácticas meditativas. En ese momento ya no eres un ser aislado mirando hacia un mundo ajeno, como si hubiera una barrera entre ambos.
¿Qué nos dice esto sobre nuestra identidad? ¿Qué somos si nos podemos fundir tan intensamente con una película, una obra de arte o los ojos de otra persona, hasta el punto de que nos perdemos en ella? Tal vez seamos mucho más grandes de lo que hemos imaginado hasta ahora.
La meditación nos permite darnos cuenta de que esa apertura al mundo siempre está ahí, y de cómo logramos vivir de una forma mucho más plena cuando realmente nos sumergimos en la existencia, en lugar de sentirnos como pasajeros encerrados dentro de nuestras propias cabezas.
Erick Güitrón es licenciado en psicología y filosofía, así como maestro en filosofía por la UNAM. Se ha especializado en temas como filosofía de la mente, filosofía de la cultura, metafísica y espiritualidad oriental (budismo, taoísmo, hinduismo). Actualmente realiza un doctorado en torno al modo en que cuerpo, consciencia y tecnología se conectan dentro de espacios culturales contemporáneos, dando lugar a experiencias intensas de inmersión plena en el mundo.
Con el tiempo Erick comenzó a interesarse cada vez más por hallar una forma de unificar filosofía, psicología y espiritualidad dentro de una práctica más profunda de autoconocimiento, combinando técnicas de meditación con ejercicios introspectivos. Por esa misma razón decidió certificarse como consultor filosófico, aunando ese ejercicio con su entrenamiento como psicólogo. Actualmente busca ayudar a otras personas a desarrollar su potencial de autorrealización a través de poderosas ideas filosóficas con un carácter interdisciplinario.
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